Escrito por: Abril García

“Estoy harta de que las personas piensen que las mujeres solo sirven para el amor, estoy harta, pero también me siento tan sola.” dijo Jo March, y es verdad, todas lo compartimos.
Aprendí y constantemente aprendo del amor, aprendo a escribir, aprendo a tratarlo, aprendo a hacerlo mío, pero no todos los días lo vivo. Soy la eterna poetisa, la verdad a veces le dedico más tiempo del que debería, ojo, no soy la consejera, ni la maestra del romance, pero si me gusta su literalidad, más, aquella que viene de la mirada femenina, ese sentimiento de unidad, de hermandad y cuidado con la que aconsejamos a nuestras amigas, a las nuestras.
Mi lección de este año ha sido sobre el amor propio, la perseverancia y la rendición. Más que nada rendición. Te propongo, me acompañes a ver todo lo que el amor a dejado hacer en mi arte, en mi escritura, como alguien me quitó la voz, conocer a la persona que mi amistad traicionó, quién me iluminó y como termino aquí o en un poema detrás de un terrible o grandioso amor, pero también lo que mis amigas me dejaron escuchar, no porque pudiéramos ayudar, sino porque nos podíamos entender, porque podíamos volver juntas a quiénes éramos, o tal vez no.

El primer amor que ví fue el de mis padres, era, bueno, todavía lo es. Supongo, que eso hizo que esperara algo igual, a los veintidós ya me tenían. A mis veintidós, luchó por terminar la carrera, no me molesta ¿Me molesta? No, no realmente, pero si esperaba algo de amor, ya, inmediato, joven y exitosa. No me molesta admitir que quiero amor, pero también tengo que admitir que no lo he buscado de una manera sana. Lo que he encontrado ha sido fatídico y lo que sí me molesta es ver como se nos dice en voz alta o en susurros que se nos debe elegir, que alguien más va a ser el encargado de darnos amor. A lo largo de la existencia se nos ha dicho como ser amadas, las aspiraciones de como ser amada y vamos, eso de que sufrimos y comemos nieve puede ser real – pero no como algunos escritores lo ponen – hay algo más profundo, en ese acto, que no es precisamente universal.

Y siempre escribí de buenos amores, amores que acaban en matrimonio, que acaban en un gran beso, en tomarse de la mano, amores que yo no he vivido, y que aunque pude vivir, me dejaron más con la idea de que siempre se puede hablar de lo que te puede lastimar, de lo que no entiendes y de cómo se siente la poesía pero, ¿Cuándo hablaremos de lo que me puede lastimar, de lo que no entiendo, de lo que siento por tu poesía?

Así que cuéntame tu historia, que puede ser la mía también y aquí podremos ser de todas.