Escrito por: Jaqueline Coronado
Editado por: Giovanna Mendoza
Cuando era niña creía que al crecer todos mis problemas estarían resueltos, que mi vida sería tan grandiosa como la de las actrices de Hollywood; trabajo soñado, casa propia, automóvil propio, y sobre todo que me mantendría sola. Sin embargo, cuando finalmente creces, te das cuenta de que tu burbuja de aire explota y que de pronto la ansiedad se vuelve tu compañera de vida. Con el pasar de los años me he dado cuenta de que esto último no es tan malo, pues si lo sabes sobrellevar, se convierte en una cualidad que te enseña a ser más fuerte. Y aunque aún no se haya hecho la mejor amiga de mi mente, sé que puedo seguir aprendiendo de ella y con ella. Es difícil lidiar con la ansiedad, lo dice alguien que ha convivido con ella por mucho tiempo, pero créanme cuando digo que es más difícil lidiar con personas que no te comprenden ni un poco. Aquellas que te llaman loca, sensible o exagerada. ¿Cómo pretenden que sea alegre 24/7, si en mis 20‘s aún no consigo un empleo? Creí que lo más complicado era terminar la universidad sin cursos reprobados, porque eso se esperaba de mí, que las noches en vela y los constantes llantos por estrés serían el punto más bajo de mi vida. No fue así. La realidad me explotó en la cara. De pronto, me siento incapaz de conseguir algo, pensé que la vida era tan fácil… Como Rachel de Friends: vas y consigues un empleo sin nada de experiencia, sin temor a echarlo a perder, y listo. Pero no fue así. Nos pintaron una historia tan linda y resultó falsa, al menos para mí. Yo no tengo padres ricos, amigos que me apoyen incondicionalmente y tampoco cuento con un Barry como mi plan de reserva. Es complicado pensar positivo cuando sientes mucha presión por tu entorno, la vida avanza muy rápido y tú no consigues ser Turbo. Despiertas un día, y te das cuenta de que sigues viviendo en la casa de tu madre, que tus ahorros de época escolar no te van a durar y que, para un solo puesto, tú eres 1 entre 1,000 postulantes (quizá más preparados que tú).
Da mucho miedo, y a pesar de ello, me aliento cada mañana para dar otro paso a la deriva. Sigo creyendo que la meta estará esperando, sin importar cuán lento y complicado sea el camino. Porque en el fondo se que lo importante es no rendirse, y no dejarse llevar por la negatividad de los que te rodean.
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@jacqui_coronado