Escrito por: Noemi Vences
Editado por: Giovanna Mendoza
¿No te pasa que todos a tu alrededor parecen tener o hacer lo que tu sueñas?
Sí la respuesta es afirmativa, yo te entiendo.
Escuchando a Olivia Rodrigo y prestando atención a su canción, me sentí tan identificada y conectada con sus letras, como nunca antes lo había hecho; así que decidí sentarme y escribir algo al respecto, eso sí, esperando no ser la única.
A lo largo de mi vida, he tenido muchos sueños, salir del país, estudiar un diplomado en el extranjero, ir a un gran premio de la fórmula 1, ir a algún concierto, tener un podcast, escribir un libro, ser reportera deportiva, y muchos más, muchísimos, puede que incluso demasiados. Pero no estamos aquí para hablar de sueños. De lo que si quiero hablar es de esas ocasiones en que abres tus redes sociales o sales con tu grupo de amigas y de repente, de la nada, una de ellas va a ir a estudiar al extranjero; y por supuesto te llenas de felicidad y compartes con ella la emoción y la adrenalina de lo que eso implica, pero cuando llegas a casa o cuando bloqueas el teléfono, te llena el pecho una sensación ácida y no, no es envidia, no te molesta que ella lo haga, te alegra. Y sin embargo, al final no puedes evitar preguntarte: si tu también lo quieres ¿qué estás haciendo para lograrlo tu también?
Y es que cada que te encuentras con alguien alcanzando eso que tu tanto anhelas, no es envidia lo que sientes, ojalá lo fuera, no, lo que sientes es incertidumbre y ese sentimiento de fracaso. Te das cuenta que quizá la vida se te esta pasando, por que quieres todo eso y no es que estés haciendo mucho por conseguirlo (o al menos así lo sientes).
Quizá sí que estás trabajando por ello. Quizá todos los días haces un esfuerzo pequeño o grande, pero lo haces, eres consistente, te preparás, haces lo mejor que puedes como yo, que todos los días grabo contenido para redes, hablo de libros y de la fórmula 1, por qué es lo que me gusta, ambas cosas son parte de mis sueños, son parte de eso que me mueve el pecho, que me genera adrenalina y de lo que está siempre en mi cabeza.
Quizá todos los días te esfuerzas, pones lo mejor de ti e incluso lo manifiestas, lo visualizas y súplicas a quien sea, Dios, el universo, la vida, Taylor Swift. Te aferras con fuerza a cualquier cosa con la esperanza de que te motive a conseguirlo, porque lo quieres y harás con ello lo mejor que puedas. Pero el problema no es si lo estás intentando o no, el problema es algo muy sencillo, algo que todos los días te prometes que vas a dejar de hacer pero que siempre olvidas cumplir.
¿Sabes de lo que estoy hablando?
“La comparación”
Sabes que no es buena, que no tiene sentido, pero todos los días la sigues ejerciendo. Si haces contenido como yo, todos los días entras y te comparas con esa chica que ya tiene más de 100.000 seguidores, y te sientes pequeñita, jamás podrás ser como ella; te comparas con tu jefa, o tu mejor amiga que ha puesto el negocio de sus sueños, o quizá con tu prima que ya está por graduarse del doctorado y tu todavía no te recuperas de la licenciatura. Sabes que está mal, que no eres ellas y lo que a ellas les funciona tal vez no es lo mismo que te funciona a ti, pero aún así lo haces, sigues comparándote.
Y como duele, como duele ser una misma la que se achica frente a alguien más, ser una misma la que se juzga y se dice que no lo está haciendo bien, la que se infravalora; que lo haga alguien más duele, pero hacértelo a ti misma, bueno, es desgarrador.
Por eso quería compartir esto hoy contigo, te entiendo y no vengo a pedirte que dejes de compararte o que dejes de sentirte menos, sería hipócrita pedirtelo cuando yo lo hago todos los días, no, vengo a decirte que no estás sola, que te entiendo y que seguro llegará el día en que dejes de hacerlo, pero que si ese día no es hoy, está bien. Vengo a decirte que no te rindas, que si te comparas, trates de aislar ese sentimiento de inferioridad y te concentres en aprender. Esa persona a la que crees mil veces mejor que tú, observala, no pienses en lo mal que lo estás haciendo en comparación con él o ella, no, trata de aprender de ella, con esto no quiero decir que le copies ni mucho menos, pero inspírate, usa a todas esas personas que la están rompiendo como motivación.
Yo lo hago, no siempre funciona, a veces me hago bolita y lloro porque pienso que no lo voy a lograr.
Pero solo lo hago por diez minutos, después me recuerdo que si ellos pudieron yo también. ¿Qué lleva tiempo? claro que si, que duele, por supuesto, ¿qué quizá sea frustrante? sí, lo es, pero vale la pena, te prometo que el camino vale la pena.
Por favor, no dejes que el compararte diga tu valor, si ella lo hizo más rápido o más joven es por que así le ha funcionado, y eso no quiere decir que tú lo estés haciendo mal, cada uno tiene un camino a seguir, sus piedras que cargar y sus caídas de las cuales levantarse, así que cada camino, cada meta y cada logro serán siempre alcanzados de formas diferentes.
Por eso, no te preocupes, hoy es ella o él, pero te aseguro que mañana serás tú.
Además ten en mente, que siempre mostramos al público lo positivo, el resultado; pocas veces nos sentamos y mostramos el camino, lo difícil que fue y lo mucho que nos costó, las lágrimas, las caídas y las veces que nos queríamos rendir, así que no pasa nada, tu intentalo hasta que lo alcances, yo te apoyo.
Siente celos, sí, pero usalos para inspirarte.
Te quiero y te abrazo, y te prometo que lo que sea que sueñas y que alguien más a tu alrededor ya tiene, vas a tenerlo tú también, quizá un poco más tarde, quizá un poco más lejos, pero lo tendrás.
Solo nunca dejes de intentarlo