Escrito por: Valeria Gomez Medino

Antes me aterraba avanzar sin tener la certeza de un resultado positivo,
me frustraba el sentir que al caer o al tropezar ya no había más opción,
pensaba que quizá un intento no valía tanto la pena como conseguirlo.

Pero aprendí a amar el miedo, y ahora es mi fuente de motivación,
reconocí que atreverse a dar el primer paso significa más de lo que parece,
y aún si se gana o se pierde, siempre habrá un mensaje que descifrar.

Ahora me encanta sentir escalofríos al experimentar un nuevo comienzo,
hoy no estoy dispuesta a dudar de mí, ni de mi potencial, porque ahí está,
solo basta con tomar de la mano esa sensación de temor y caminar con ella.

Reconozco que no es fácil enfrentarse al qué dirán o a la propia duda,
sin embargo, el mismo miedo me ha aclarado que solo vine de pasada,
que, si no es ahora, ¿cuándo?

Hoy me atrevo, con cada piedra y barrera que se atraviesen en el camino,
y lo hago con toda la intención de que mi ser sea escuchado y aplaudido,
pero no por los demás, sino por mí.

De esta manera sé que nunca debo prohibirme ser yo, porque es mi esencia,
cuando el miedo te abraza no hay nada que te detenga, y el mundo comienza a
ser tuyo, y aunque no lo parezca, le dices a la vida quien eres.

Ama tanto la sensación del miedo que ni siquiera tengas tiempo de dudar de ti.