Escrito por: Giovanna Mendoza

“‘Cause we were something,
don’t you think so?
roaring twenties,
tossing pennies in a pool”

Taylor Swift

Por que eramos algo ¿no lo crees?, en nuestros rugientes veintes, tirando monedas en fuentes

Los veintes, para mi etapa misteriosa, de transición y cambio. Presurosa, es la edad que nos obliga a ser adultos sin sentirnos como tales, de no saber, de comernos la vida o sentir que estamos dejando pasar el tiempo, tiempo que solo nos es otorgado una vez; de sentir que vivimos al límite, que lo podemos todo y de querer llegar lejos, pero al mismo tiempo sentirnos estancados. Todo parece tomar mucho tiempo y cuando al fin pasa, nos dura un segundo.

También es la edad de la persecución, voluntaria e involuntaria, con esto me refiero a que es la edad de perseguir nuestras metas y de que las metas generacionales, familiares y sociales nos persigan a nosotros también, por más que intentemos rehurles. De tratar de ganarle la carrera a un reloj gigante diferente para cada uno de nosotros, que detrás de sí esconde todos los juicios, los deberías, los tendrías y los yo a tu edad ya…

Es una edad en la que por el bien de nuestra salud mental debemos aprender a dejar de compararnos con otros, más a base de puñetazos –metafóricamente hablando– que por voluntad propia. La edad de sentir que todos menos nosotros están progresando, corriendo maratones, viajando, yendo a conciertos, casándose, o consiguiendo el trabajo de sus sueños, ¡hasta volviéndose veganos! al menos eso dice instagram ¿no es así?. Lo dice sobre todos menos de nosotros, o a veces a si se siente, aunque no sea así realmente. Cada cosa llega a su debido tiempo para cada quien y ningún logro por más pequeño que nos parezca vale menos que el de otro. Esta es la edad en la que nos deja de importar, en la que dejamos de compararnos y comenzamos a enfocarnos, en nuestro camino, en disfrutar nuestra experiencia, por que lo que espera al final no siempre retribuye más que el viaje en sí.  

¿Es la edad de la crisis? Tal vez. Lo que sí sé, es que es la edad de la confusión, de no saber ni que onda con el SAT ni con cualquier trámite –¡ayuda mamá!– con el título, con tu trabajo. Definitivamente la edad de no saber si seguir tus sueños o dejarlos de lado en favor de un futuro seguro y por el camino amarillo; afortunados aquellos cuyo sueño implica un camino seguro, y fuerza para todos aquellos quienes escogimos la parte del sueño, al final del día no hay camino sencillo de seguir, todo conlleva sacrificio, convicción y tenacidad.  

Esta semana estuve muy atareada con cosas del trabajo, la familia, etc, quería lograr todo y hubo momentos en lo que que me sentí muy abrumada, sentí que no iba a poder y no quería fallar a nadie, pero confíe en mí misma y en mi capacidad para sobreponerme a las situaciones siempre. Al final tuve tiempo de hacer todas la cosas que creía que no iba a lograr, solo tenía que poner un poco más de empeño y compromiso, creo que esta etapa de la vida es así, cada vez te enfrentas más frecuentemente con situaciones que te retan a salir de tu zona de confort y justo cuando sientes que no puedes más, encuentras –quién sabe dónde– la respuesta correcta, justo en el momento menos esperado. Así que la próxima vez que te sientas atrasado en la vida en general, recuerda las cosas a las que estamos destinados siempre llegarán a nosotros, tal vez no en el tiempo en el que nosotros esperamos que lleguen, pero si en el tiempo en el que se suponía que debían llegarnos, cuando ya estuviéramos listos para apreciarlas verdaderamente. Y si,  a veces las cosas llegan tan inesperadamente que nos hacen tambalean pero nada en esta vida sucede por casualidad, hubo una serie de factores y decisiones que te llevaron a ese preciso momento y lugar en el tiempo en el que tenía que suceder, así sea durante los 20 o los 80.

Escogí el título de la columna haciendo alusión a la canción The One de Taylor Swift por qué ¿qué más son los veintes si no una etapa donde apostamos todo a nuestros sueños, tirando monedas en las fuentes, con la esperanza de que con fé y trabajo duro nuestros deseos se hagan realidad? Con esto en mente, quiero aprovechar esta primera entrada para darles la bienvenida a esta nueva columna que el equipo de Sorelle trae para ustedes, donde compartiremos experiencias, conocimientos e ideas nuevas y trataremos todo tipo de temas. Dejemos que así de impredecible como es la vida en los veinte, la experiencia dicte la dirección que tomará cada entrega.

Porque somos algo ¿no lo creen?, en nuestros rugientes y salvajes veintes, cruzando puentes y tirando monedas en las fuentes.