Escrito por: Belen Segovia
Editado por. Giovanna Mendoza

Este es uno de los artículos que más me ha costado escribir y al mismo tiempo he podido expresar con mucha más claridad, siempre que me pongo frente al teclado quiero compartirte un poco de mi, un poco de mis experiencias y de la forma en la que vivo la vida, esperando que en algún momento te logres sentir identificada en lo que te comparto.

Pero en ninguna de las veces anteriores había tenido tantos sentimientos en mi al momento de escribir y todos esos sentimientos son buenos, son hermosos y algunos hasta a mi me han sorprendido porque ni siquiera yo sabía que tenía la capacidad de sentir en carne propia…pero aquí me tienes, enamorada gracias a un café.

El café es mi bebida favorita, sencillamente no logro entender uno de mis días si no tengo un café en la mano, es como la gasolina de mi día a día y francamente siempre he disfrutado de su sabor, de como me revitaliza y me llena de energía para trabajar y disfrutar de lo que traiga la vida, siempre el café, pero si te soy sincera nunca me hubiera imaginado que graicas a un café el corazón me iba a crecer tanto o que yo iba a ser capaz de sentir tanto amor y de sentirlo de manera genuina sin miedo y lleno de certeza.

Pero te voy a contar un poquito para que me entiendas mejor; Después de un cambio absoluto en mi terreno laboral y de unos meses de break del mundo, de personas y de sueños, la vida me sorprendió con una llamada en la que hacían una propuesta que honestamente nunca pensé que me llegaría, una propuesta que abrió ante mis ojos un universo de posibilidades y nuevas oportunidades para crecer como la mujer profesional que siempre soñé que me convertiría.

Simultáneamente me encontraba en un momento a nivel sentimental nada sano, en un contexto en donde imperaba el machismo, el egocentrismo, en donde no había cabida para mis sueños, mis aspiraciones y mucho menos mis sentimientos. En el momento en el que logro tener cinco segundos de cordura logro salir de esa situación poniendo punto y final rotundo a una situación y a una persona que no hizo otra cosa más que desplumar mis alas en cada mentira, en cada herida profunda que como mujer causó en mi, nuevamente me sentía insuficiente como mujer por sentir que no estaba dando lo suficiente…cuando la realidad es que siempre di de más.

Para ese momento e invierno en el nuevo escenario que la vida me estaba brindando, fatídicamente aparece en el escenario el protagonista de esta historia, el cual al  momento de conocernos dijo algo como “la niña que ama la navidad”…situación que en su momento me pareció curiosa

Y después de algunos meses de no toparme con él ya que mi poca pila social me mantenía pegada a la silla de mi espacio de trabajo y después de 10 días de soplar las velas de mi vuelta 27 con el último centavo de fe y esperanza en el corazón de encontrar lo que siempre había querido, lo vi de nuevo.

En una mañana algo fría y lluviosa de febrero, estaba justo frente de mí con las manos dentro de los bolsillos de su abrigo color negro, con las mejillas y nariz rojas, con un gorro color negro y una sonrisa muy de él, muy única. Al momento de encontrarlo y de ver todos esos detalles que acabo de decir en cuestión de micro segundos caminé de manera acelerada para encerrarme nuevamente, para hacer de cuenta que era un saludo más del día a día me dispuse a ordenar mi café cuando algo dentro de mí me dijo al corazón, “no pierdes nada, invítale un café hace frío y seguro le vendrá bien”.

Tomé valor, tomé el celular, escribí un mensaje y lo envié…si te puedo ser honesta mentiría si te digo que esperaba una respuesta por que la realidad es que no…cuando después de unos segundos la notificación tenía su nombre y luego de algún intercambio de mensajes “coquetos” de ambos aceptó ese café, ese que nos cambió la vida a los dos, sin querer…sin esperarlo.

Describirte el resto de ese día me llevaría muchas más líneas y nunca terminaríamos este artículo, así que te voy a spoilear los últimos meses después de ese primer café…

Ese primer café trajo a mi vida a un hombre irreal, a un ser humano infinito y maravilloso, a mi mejor amigo, a mi consejero, mi confidente, a la persona que me ha regalado las carcajadas más espontaneas desde el momento en que lo conocí, ese primer café trajo al hombre que tenía plasmado en un dibujo desde hace muchos años cuando con ilusión dibujé un príncipe en un pedazo de papel…ese primer café trajo al hombre y amor de mi vida.

Con el único con el que sé que quiero hacerme viejita y caminar lo que reste de mis días siendo su equipo, su mejor amiga y su mujer…

Quien lo diría…ese primer café me enamoraría de ti amor de mi vida.

Claro que esta historia no se detiene aquí…claro que te seguiré contando en los siguientes artículos como una persona puede salvar a otra si le acepta un café.

Y para ti que sabes quien eres, hoy desde una de mis mayores pasiones de vida te lo digo…contigo a donde sea, contigo quiero todo, contigo la vida entera, de la mano siendo el mejor equipo y disfrutando de este gran amor bonito.

Bell.