Escrito por: Mezzy gozo

Cuando me hice novia de Iván, hace 11 años, le juré y le perjuré dos cosas: que si nos casábamos nunca habría gatos porque a mi no me gustaban esas chingaderas y que nunca le sería infiel. Ninguna de las dos cumplí, una porque nunca nos casamos, dos, porque tengo dos gatas y tres… porque le fui infiel.

Amo a mis gatas con locura, de verdad, cosa que nunca creí, porque los mininos me daban un poco de asco, lo acepto, pero todo cambio cuando rescate a Marimar, y eso ocurrió en el año que finalmente deje por la paz todo el brete que traía con el personaje, allá por el 2018, creo que fue una manera del universo de demostrarme que debía callarme mucho el hocico. Siempre he sido hocicona, y un cuate mío siempre me dijo: “Nunca digas nunca, porque con esa agua te atragantas.”, y justo me dijo esa frase cuando le dije que nunca le podría ser infiel a Iván.

Le engañe por muchas cosas, que, si me pusiera a explicar, pues no acabamos en tres páginas, necesitaría unas 100 y me quedo corta. Y al ser mi relación más significativa, hay cosas que sigo recordando, ya sea con dolor, con nostalgia, y porque no, con amor.

Hay dos cosas para las cosas que soy buena, para escribir y para la comedia, este año decidí hacer las dos, estoy en 2024, 11 años después de haber estado con el por primera vez, 6 años después de no cruzarnos ni una mentada de madre y 10 años después desde que falleció mi papá y paso “la desagradable tragedia”, 6 años de “la otra desagradable tragedia” (pero esta vez fue su culpa de la chingadera, se la cobro mi niño, al fin jarocho).

Lo recuerdo últimamente porque, de las dos cosas pa’ las que soy buena, el fue el primero en creer en mí. Siempre me alentó a escribir, porque escribía hermoso, todo empezó con una reseña de “El Principito” que le pidieron para un taller y el estaba conmovido hasta las lágrimas, el fue el primero en decirme: Escribe. Y el primero en decirme: “Pues agarra el micro”. Diez años después, aquí estoy escribiendo amateurmente en un bello proyecto y haciendo open mics en mi natal Veracruz, siendo la única mujer activa en el rama del open mic.

Y es en esos momentos en que me encantaría contárselo, de las cosas que extraño de él, no es a la pareja, es al amigo con el que podía contarle todo cuando la vida se tornaba muy pesada. Éramos Re ponzoñosos, jajaja, era mejor caer en las drogas que en nuestras bocas.

Finalmente, llegó el futuro que quería alcanzar, finalmente llegó el momento parteaguas de alcanzar mis sueños: el inicio de ellos. Aún no se si seré una escritora famosa o una grandiosa comediante, pero di los primeros pasos de esto y neta es hermoso, lo comparto con mi familia y amigos, pero a veces, en mi soledad, me preguntó, ¿Qué se sentiría si el estuviera aquí? Sinceramente, siempre lo evocó como si de un muerto se tratará, porque siendo realistas, dudo mucho de quererlo actualmente cerca de mí, pero en un multiverso, me encantaría bajar del escenario y darle un abrazo o cuando se publicará una colaboración mandársela y saber que opina. Y es que, desde el amor transformado en nostalgia, lo amo como la persona que creyó en mi por primera vez, pero nada más, a veces idealizamos tanto que seguimos romantizando cosas dañinas, algo así como cuando te refrescas con una coca bien fría, pero se te olvida que esa madre es veneno pa’ los riñones (comercial para que tomen agüita mis niñas).

La verdad, es que, ya he trabajado el tema en terapia, no debería flagelarme con lo pudo ser y no es, o con lo podría ser, tal vez, en algún futuro, sin embargo, esto es sólo la catarsis para que nunca digan nunca, ya que nunca saben si van a tropezar o empezar una larga y exitosa carrera en aquello que les apasiona.

Nunca se limiten por miedo al fallo, o por solo lograr un éxito mediano, las heridas se lavan, se curan y se sanan, es parte de vivir, y de crecer, si mi yo de 20 años supiera lo que le esperaba en esos 10 años, ni se la imagina la chava, todas las porquerías que hicimos jajaja y deshicimos jaja, pero sobre todo esos momentos que amó intensamente, que brillóintensamente y que disfrutó intensamente… y esa es la verdadera belleza de la vida, que nada es seguro más que la muerte.

Pero bueno, esta fue mi lección aprendida, ¿Cuál fue la tuya?

Iván, desde el amor, transformado en agradecimiento, gracias por creer en mí, y como la última frase que te dije, lo sigo diciendo: Que Dios te bendiga, de corazón.

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